miércoles, 28 de octubre de 2009

Recuperando recuerdos...

Tras un tiempo oculto en el dvd, he descubierto un texto que hace tiempo escribí (dos años hace ya), y creo que es digno de ser uno de los primeros en entrar en este blog. Un texto extraño para una película extraña, y mucho más para una tarde que empezó desanimada, jejejeje, pero al final resulto ser algo positivo... Bueno, saquen ustedes las conclusiones, desde que escribí estas palabras han pasado tantas cosas que... en fin, recuerdos, recuerdos, recuerdos...


 LA OTRA CARA DEL VIOLETA




Es curioso cuánto daño puede hacerte un país tan hermoso como Argentina, tan deudor de nuestra patria, tan cuidado por nuestros ancestros… al menos al inicio…

Tras un intento de poner un descanso a mis pensamientos, de tratar de alejarme de todo aquello que huela a sentimientos, de simplemente relajarme, entonces apareces tú.

Al marcharte de casa me has dejado una sensación extraña. Los primeros 30 minutos han sido un intento grotesco de aplicar mis “pensamientos extraños” a esa rara (pero rara de cojones) película de (intento de) ciencia ficción. No, he de ser realista, has de ser tú. UltraViolet no tiene capacidad para impresionarme (espero).

Tengo muy claro que no quiero nada, que no me apetece sentir, que esto no es más que uno de esos lios temporales que pasan a ocupar un espacio perdido en tus lagunas del recuerdo… Tenía. Esta tarde todo ha tambaleado, tal vez incluso peligrosamente. Esta tarde has conseguido que vea una luz pequeñita al final del túnel.

Dos sentimientos contradictorios se agolpan en mi cabeza: de un lado, un deseo irrefrenable de largarme de esta maldita ciudad (¿cómo es posible que cada vez que vuelva se empeñe en hacerme un nuevo daño?, ¿hasta cuándo voy a aguantar?), de no volver a preocuparme por sentimientos, y mucho menos por sentimientos ajenos (el maldito “¿me quiere, no me quiere?” que tanto nos gusta ver en las películas). De otro lado… ¿cuándo te volveré a ver?, no logro quitar de mi piel la sensación de tu cuerpo abrazándome, la seguridad que me das, el calor que transmites, la “estúpida” sensación de que lo sabes todo, que podrás responder a todas mis preguntas…

Hace apenas unas horas me planteaba hacer un viaje, tal vez un intento de “descontaminarme” del horrible sabor de boca que este verano me dejó, de la sensación constante de ser uno de los seres más estúpidos que pisaron alguna vez la faz de la tierra… y sin embargo…, tu, el que parece tener claridad de ideas, el que parece conocer incluso la “naturaleza de los números”, te muestras interesado en mí.

¿Lo estás? ¡¡¡Ahí viene otra vez!!!, ahí llega de nuevo ese tremendo sentimiento de inferioridad que solo un verano consiguió imprimir en mis neuronas.

Un polvo. Mis neuronas me envían avisos de todos los colores, principalmente rojo: “sólo quiere un polvo”. Siempre es así. Admito que no soy precisamente “un bellezón”, así que una vez más estamos en el peculiar proceso de las relaciones:

- Nos conocemos.

- Ji ji, ja ja.

- Unos besitos.

- Nos acostamos.

- Me hago ilusiones, empiezo a construir un castillo…

- El móvil no responde, los mensajes se pierden en el aire…

No, no tengo ganas de pasar otra vez por eso. Pero tu…

Uff… ¿por qué? ¿a qué demonios ha venido esa muestra temprana de cariño, esa transmisión de confianza? Si no me gustaras tanto te odiaría…

Dormiré, descansaré, y tal vez mañana pensaré… ¿responderá el mensajito esta vez?


No hay comentarios:

Publicar un comentario